Yo recogiendo la cocina y la peque
conmigo comentando como ha ido la mañana en el cole, preguntándola
sobre el muñeco viajero que este fin de semana ha ido a casa de su
amigo Carlos.
-Mamá, ¿sabes que han hecho?, ¡han
puesto el árbol de navidad!¿ y a que no sabes que se ha puesto
Carlos y Pascuala?.
Yo, como madre muy re-lista que soy
pienso rápido y la digo:
-Ya sé, un gorro de Papá Noel.
-Sí mamá, ¿como lo has sabido?
-Hija soy madre, todas las madres somos
un poco brujas.
-Pero mamá, tu no sabes hacer magia
Yo muy ofendida- ¿como que no?
-A ver mamá entonces haz que aparezca
un león- dice mi hija desafiante
-¿Un león? Si hombre para que nos
coma a las dos- Bien! Mi respuesta es rápida y muy lógica
-Pues entonces que aparezca un
perrito!- Me sigue desafiando
-No, no que si no nos conoce nos va a
querer morder- Esta repuesta ya no la satisface
A todo esto yo estoy barriendo la
cocina, y la digo:
-Anda porque no me traes el recogedor!
-¿Y porqué no usas tu magia?
Sin palabras, y es que después de todo
mi pequeña va creciendo, piensa y decide por sí misma y yo empiezo
a sentir que ya no soy la mamá todopoderosa que todo lo sabe y todo
lo puede ¿Cuando empiezan los niños a darse cuenta de que los
padres no somos perfectos? Creo que la mía ya lo intuye.